Me llaman desde el otro lado del muro.
Creo que sueño pero no estoy dormido.
Algo me sujeta a este cuerpo derruido.
Estoy ciego, quiero acercarme a la luz.
No sé quien la ha encendido.
Me llaman desde el otro lado del muro,
ya no sueño, no estoy dormido.
El frio anuncia la partida,
no quiero irme, me asusta el olvido.
Las lágrimas fluyen tranquilas,
calientan mi corazón aterido.
Me llaman desde el otro lado del muro,
estoy despierto y he venido.
Siento que no estoy lejos,
solo a un paso del camino,
escondido tras los reflejos.
Estoy al otro lado del muro,
no hay distancia que me separe.
Nunca más será tarde
para escuchar pensamientos,
existir en la memoria,
y sonreír desde el aire.